Este es el toreo de hoy; este es el Sistema. Tan corrupto y
arbitrario como el Sistema Político. Perspicaz fue Ortega y Gasset al establecer un paralelismo entre las corridas de
toros y la sociedad española. A los novilleros de ayer, un corridón malvado y manso, duro y viejo, de
Montecillo; a las figuras de hoy los toros de Puerto de San Lorenzo blandos, claudicantes
de trapío justo. Honor y gloria a Martín
Escudero y Joaquín Galdós, en el hospital; y honor supremo a Francisco
José Espadas, que hubo de matar seis toros sin quererlo. Lo hizo con desahogo. Cualquiera de las figuritas, con
perdón, de hoy estaría hasta las trancas con los novillos-toros de Montecillo. Puerto
de San Lorenzo ya no es la ganadería que en tiempos pudo encandilarnos.
Esta reflexión primera, sobre el Sistema, es la única que
merece la pena. El Sistema taurino es una mierda; como el sistema político. Contrapartida:
esto nos permite decir que ahora Francisco José Espada, el novillero que
ayer mató seis toros por cogidas de sus compañeros, es un héroe. Los de hoy,
simplemente figuras. O figuritas, con perdón. Ferrera, un gladiador con arte, languidece. Miguel Abellán se va sin brillos especiales después de tres tardes
en la primera feria del mundo. Tener tres tardes en San Isidro es tratamiento
de figura; no es una responsabilidad especial, sino un privilegio a cuya altura
Abellán no ha podido estar. Y Daniel
Luque es ese torero afanoso, muy bueno en la capa más sin acabar de romper.
Fue figura emergente y hoy sigue siendo una promesa.
Entre la novillada de ayer y la corrida de hoy sería fácil
hallar una metáfora político-taurina. Prefiero no hacerlo. Respondiendo a la
demanda de algunos amigos iba a hablar de qué será de los toros si Manuela Carmena llega a alcaldesa de
Madrid. Primero que llegue, lo cual no es seguro, y luego ya hablaremos.
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