martes, 23 de junio de 2015

BRINDIS POR EL RESCOLDO DE COLMENAR


Cincuenta años de una Peña Taurina.
Fastuoso. Homérico, que decía el clásico. La Peña El Rescoldo ha cumplido  50 años, lo que dura más o menos un régimen, un régimen taurino quiero decir. O sea, que estamos en época de transición; todo el mundo del toro peregrinó a Colmenar Viejo para brindarte un toro: Ponce, Rincón, Ortega Cano, Iván Vicente, el Puno…..Medio escalafón, algo  menos, además de la casta burocrática y esencial de apoderados, empresarios y ganaderos. ¡Va por usted, don Maximo!  Y por Ana María, Maxi el de la maxipedia y por Lucas, hoy apartado a otros menesteres periodísticos; siempre dije, y escrito está en la dedicatoria de alguno de mis libros, que Lucas Pérez era un segundo con categoría de primero aunque lo de segundo no le gustaba mucho: sois no solo una familia, sois una saga.
 Empecé a ver toros en Colmenar casi a la vez que nacía El Rescoldo. Después de Barcelona, mi patria taurina es Colmenar Viejo. Metido a escribir de esto por decisión, incomprensible entonces, del director del Mundo ya no tuve patria porque, en cierto sentido, el cronista de toros es un apátrida; puede permitirse el pase cambiado, pero no debe permitirse querencias ni sentimentalismos.  En cambio ahora en Colmenar tengo una casa que no tenía entonces, lo cual es mucho mejor.

Momentos de tribulación
Aunque ya lejos de esta cosa de los toros, percibo que en la Fiesta se acentúan momentos de tribulación.Me niego a aceptar que la Fiesta vaya  a desaparecer.  “Esta es la fiesta española/ que viene de prole en prole./ Y ni el gobierno la abole/ ni habrá nadie que la abola”, dice una coplilla; pues eso.
  En tiempos de aflicción no hacer mudanza, decía Ignacio de Loyola, torero en sentido estricto en la plaza de Azpeitia y torero de alta escuela en el noble arte de lidiar con el amor mundano y carnal. Pero necesario es mudar, renovarse sin perder los fundamentos, adaptarse a los tiempos sin perder la  propia esencia. 
Yo quiero creer que esa letrilla citada será así hasta el final de los tiempos. Pero no hay que fiarse. La Fiesta tiene enemigos internos, las pulsiones mercantilistas de autodestrucción que la sacuden de vez en cuando, más peligrosos que los europeístas y soberanistas. Incluso más peligrosos que Podemos. Pongamos primero en orden la casa y tiempo habrá de poner en orden lo demás.

Necesidad de una Transición. De Tierno a Carmena.
Parece ser que Manuela Carmena ha suprimido la subvención de 135.000 euros a los toros en Madrid. Estamos en una sociedad de libre mercado y los toros deben autofinanciarse, con las exenciones fiscales pertinentes y todo tipo de protección, como una de las Bellas Artes. ¿Dónde iban a parar esos 135.000 euros?. De todas formas hay que decirle a  Podemos y sucursales que un exceso de intervencionismo atentaría contra la libertad  a elegir de todo ciudadano.
Si como parece Manuela Carmena quiere recuperar el tirón que tenía Tierno Galván, que empiece por imitarlo en la cuestión taurina. Tierno escribió un librito titulado Los toros acontecimiento nacional, que recomiendo a Carmena, a  taurinos, antitaurinos y políticos de cualquier pelaje o capa.
En España hicimos una transición política que yo creo no llegó a los toros. Es hora de hacerla ahora para que no la hagan otros de peor voluntad.

Como dije al principio, los Pérez son una saga, una estirpe. Y el Rescoldo una peña con solera de la que no hace mucho me hicieron Socio de Honor.

domingo, 14 de junio de 2015

QUERENCIAS; REIVINDICACIÓN DEL TORO Y DEL RELATO BREVE


21 cuentos de toros.
No estoy al tanto de cuál es el momento actual del relato breve en España. Siempre fue considerado, incluso en los tiempos gloriosos de Leopoldo Alas, una especie de hermano pobre de la novela; ni siquiera un hermano o un hijo pequeños: pobres y mirados con recelo por las editoriales, se supone que por falta de lectores fervorosos. Y sin embargo en el relato breve hallamos verdaderas joyas, auténticas piezas maestras. De mi infancia nunca olvidaré como el mejor Cela, La naranja es una fruta de invierno. Y posteriormente el magisterio de Ignacio Aldecoa. O el  insuperable, Cabeza rapada, de Jesús Fernández Santos.  Y Meliano Peraile. O el Paco Umbral de Tamouré.
 En Querencias; antología de cuentos costumbrista, publicado por Modus Operandi, hay piezas  que responden  a la maestría de los autores en otras disciplinas literarias.  Son cuentos taurinos y costumbristas; pero costumbrismo, como  explica Andrés Amorós   en el prólogo, es un término de escasa definición. “La palabra costumbrismo, dice el profesor, es una etiqueta vaga y ambigua –como idealismo, romanticismo o compromiso- que  muchos prefieren evitar”. Aquí hay compromiso, compromiso con los toros, y en términos amplios, hay costumbrismo incluso en los relatos menos costumbristas y más imaginativos.

Gloria Sánchez Grande, coordinadora del libro,  ha escogido a 21 autores y con este grupo ha afrontado un doble desafío: revitalizar el relato breve y apoyar la causa taurina en entredicho. El aficionado taurino, en líneas generales, no es excesivamente dado a la lectura, salvo las crónicas de las Ferias cuando se habla de sus toreros predilectos; Querencias es una buena oportunidad para profundizar en la esencia del toro y su incardinación en la sociedad española. Y para aficionarse a la lectura del relato breve. He aquí los 21 autores: Isabel Bernardo, Antonio Burgos, Carlos Colón, Manuel Cubero, Andrés de Miguel, Domingo Delgado, Aquilino Duque, Antonio García Barbeito, Ricardo Giráldez, Manuel Marqués, Rosario Martínez, Tomás Paredes, Antonio Pillado, José Ramírez, Jossé María Requena,Manuel Jesús Roldán, Javier Sánchez, Gloria Sánchez-Grande, Francisco Tardáliga, André Viard, Javier Villán.

lunes, 8 de junio de 2015

SAN ISIDRO. UN GRAN RAFAELILO FRENTE A UN MIURA



Noticia del premio Curro Romero.
Diego Urdiales ha sido el ganador del Premio Curro Romero, al momento más flamenco y jondo, organizado por el tablao La Quimera y por Hoteles NH. El Jurado ha estado compuesto por María Victoria Motilva, directora Zona Centro y Portugal de NH, Helena Salamanca, Fernando Bergamín, Antorrín Heredia, Fernando Fernández Román, Emilio Martínez, Lucas Pérez y Javier Villán

Fracasaron las ganaderías duras.
Sin toros no hay nada; sobran los toreros y sobra la Fiesta. Lo más alarmante de este San Isidro ha sido constatar el fracaso de las ganaderías más o menos míticas que encandilan a los aficionados por su casta y dureza; Adolfo, Victorino, Cuadri, Pablo Romero. Miura, lo de siempre, marrajos con la nota discordante de algún  pastueño en esquizofrenia de juampedro. Juan Pedro Domecq ha sido la mejor corrida de la feria reconocido incluso por quienes vieron en el ganadero filósofo la mayor mixtificación del toro de lidia; que sus herederos  sigan en la  línea de las dos corridas que ha echado en Las Ventas.
Lágrimas de Rafaelillo, lágrimas copiosas del aguerrido torero murciano sobre cuya pista me iniciaron hace años José Lucas, pintor mediterráneo y telúrico, y Antonio Lucas gran poeta y columnista de  pluma cargada de trilita; uno de los mejores y más agitadores, como desde otra óptica y otra ideología pudiera serlo Federico Jiménez Losantos. Estoy más cerca del latigazo inmisericorde de Lucas que de las cuchilladas florentinas y perversas de Jiménez;   inigualable cuando maldice  del zar Rajoy, de Cospedal, del sindicalismo putrefacto y amarillo en una democracia pútrida y amarillenta;  y de Soraya Sáez de Santa María a la que llama La Rasputina.  Comparado con estos mi próximo libro Nuevos sonetos de la impostura es un compendio de jaculatorias. Hace siglos compartíamos la grada del 2 de Las Ventas  y Jiménez Losantos era partidario acérrimo del Antonio Chenel, el torero rojo. Los toros carecen de ideología. Suerte tuvieron los toros, pues de haberse metido a crítico taurino, a toreros, ganaderos y empresarios los habría puesto a la altura de la Soraya, la Rasputina, el zar Rajoy, Bárcenas, Gallardón, Pablo Iglesias, el de Podemos, o Albert Rivera, el de Ciudadanos, por poner algunos ejemplos de su repertorio inagotable: un extraño y virulento anarquismo de derechas, con perdón.
Pero hablaba de Rafaelillo, el torero murciano, como José Lucas, al que ayer un presidente con ínfulas de Nerón incendiario, don Julio  Martínez, le hurtó un toro de los dos que le quedaban para medio arreglar la temporada. Para toda la plaza era evidente que el miura era un inválido tetrapléjico, una sabandija reptante que no se tenía en pie, menos para el señor Martínez. ¿Quién paga por este hurto, por esta oportunidad birlada a un torero?. Dios o el diablo protegen la inocencia, cuando la protegen, y el cuarto fue un toro con un poco más de fuerza y con un poco más de casta. Rafaelillo, el gladiador, al que el sistema usa como metralla o carne de cañón para medirse a ejércitos de toros mansos y peligrosos que no quiere nadie, bordó el toreo como un maestro. Y pinchó. Y acabó llorando en una vuelta al ruedo clamorosa. Si hubiera justicia, Rafaelillo con esa vuelta al ruedo, más el volteretón que a punto estuvo de romperle la madre, tendría la temporada arreglada. Pero no le pidamos a la falsa democracia taurina, lo que no nos da la putrefacta democracia política.

Toros y literatura.

Me llega un libro que recomiendo vivamente y del que mañana haré un más amplio comentario pues la ocasión lo requiere: Querencias. Antología de cuentos costumbristas. Los aficionados taurinos no son de mucho leer; pero  huérfanos de las Ventas, tras un mes ininterrumpido de festejos, a lo mejor les da por leer para matar el ocio y la tristeza. 21 relatos de distinto pelaje, casta y condición, de la editorial Modus Operandi. Mañana.

viernes, 5 de junio de 2015

SAN ISIDRO; VICTORINO MARTIN GRAN PETARDO


El Cid pagó los platos rotos de Victorino.
Una maldición ha caído sobre la Semana Torista de San Isidro; y una maldición sobre las corridas de un solo espada que el lenguaje taurino ha dado en llamar encerronas sin que yo me explique los motivos. Las corridas en solitario pueden ser un riesgo, pero no son una trampa. De entrada, en el primero,  Manuel Jesús el Cid volvió a las andadas; mató de un metisaca infame que se le fue a los sótanos y fulminó al esaborío animal. Me volvieron los fantasmas de, cuando metido en el rifirrafe de la crítica diaria en el  Mundo, afirmaba que el Cid tenía miedo al triunfo y el brazo se le encogía.
 También afirmaba yo entonces que Manuel Jesús era la mejor izquierda de España; cosa nada imposible dada la izquierda que padecemos. Metido ya en evocaciones, recordaba una crónica en Sevilla, titulada “Victorinos de fresa y nata” que no gustó a nadie: ni al ganadero, ni a los toreros ni al público maestrante ni al público de las Ventas que había tomado el AVE.
 Cómo habrá sido la tarde del Cid y de Victorino Marino que, para escribir cuatro líneas y cumplir mi compromiso con La Quimera de Antorrin Heredia, he de recurrir a estrujarme la memoria. Sueñen ustedes los seis victorinos  de Bilbao y algunos otros toros sueltos para cantar la gloria de Victorino y del Cid. Los cárdenos de Santa Coloma ni buenos ni malos, sino todo lo contrario; mansos y descastados a partes iguales. Y el torero de Salteras  a tono con los toros, aunque no le faltó ni  firmeza ni voluntad. Y los banderilleros como puta por rastrojo.  Pirri fue herido en la axila al banderillear a una mano y el Cid se lleva seis cornadas en el alma, seis victorinos mediocres y descastados que no lograron quebrar su espíritu pero no le permitieron ni un muletazo. Firme el Cid en el desastre, contemplaba el cabreo del público y las almohadillas que caían en la arena. Al final pagó los platos rotos de Victorino Martín.
El jurado del Premio Curro Romero que organizan  el tablao flamenco La Quimera y Hoteles NH esperábamos algo de esta tarde grandiosa del Cid frente a seis victorinos: un toro alimaña, un natural, una verónica. Nada de nada. A falta de la miurada hay que  seguir con lo que ya tenemos, que no es poco. Veremos si el premio es digno del nombre del Faraón de Camas.   

   

jueves, 4 de junio de 2015

SAN ISIDRO. ADOLFOS IMPRESENTABLES:CHICOS Y MANSOS



La semana torista sigue a la deriva.
El sexto toro de Adolfo Martín,  el menos malo de la adolfada infame  de trapío e infame de   genio malo -que algunos confunden con casta- a punto estuvo de capar a Manuel Escribano. Lo esperó en banderillas, el torero  se metió donde no debía, no halló toro, clavó en el aire y el derrote del Adolfo le apuntó al testiculario; como rebote colateral se le fue al corbatín. Cogió otra vez los palos y volvió a citar; lo que demuestra que el valor de los hombres no reside en la entrepierna sino en la mente y en el corazón. Dicho esto, Manuel Escribano es un mal banderillero. En el escalafón de plata, así a bote pronto, se me ocurren por lo menos tres docenas de banderilleros mejores que él.
 Escribano está escalando puestos a base de dentelladas; esta  oreja de Madrid para él es alcanzar la cumbre. Es un guerrillero sin especiales dotes estilísticas. Lo lleva la empresa de las Ventas  y eso le va a abrir casi todas las ferias de Iberia.
Todo lo contrario de Diego Urdiales, que va camino de convertirse en un torero de culto; pero con esa sacralidad, con ese sacramento de la sencilla solemnidad de su toreo no se llega a los carteles de las fiestas patronales de España. El Vaticano publicó bulas de excomunión  contra los taurinos y, a la vez, celebraba santos, vírgenes y octavas con corridas a beneficio. O sea un contradiós. Así que entrar en las fiestas patronales es como una bendición y  más importante que esculpir el toreo como hizo ayer en Las Ventas el torero riojano: sitio exacto en el que el toro no tiene más remedio que embestir; valor seco, caligrafía de trazo. Eso es la pureza: sin retóricas.

Urdiales, torero de culto.
Las Ventas lo vio y no lo vio. Las Ventas es una plaza bipolar. A veces anestesiada y a veces iracunda. Ayer le dio una oreja a Escribano que es como queda dicho un guerrillero y yo a los guerrilleros no les discuto nada y menos un apéndice peludo. Las Ventas es como la democracia española: un ente  esquizofrénico y bipolar, un poco menos putrefacta y perjura, aunque regale orejas y tolere reses que si no llevaran el hierro de Adolfo Martín no tendrían  pase; algún tímido silbido en el 7 que también está anestesiado. En verdad los adolfos no tuvieron un pase. De ahí el mérito de Urdiales.
La democracia taurina es un espejismo, como la democracia política: un pañuelo blanco para limpiarse los mocos, y un voto cada cuatro años para fomentar una pesadilla de libertad. Este año más pesadillas con la que está cayendo. A mí no me pillan. Por decencia nunca pedí una oreja; y por decencia hace siglos democráticos que no voto.
Los toros de Adolfo Martín eran tan justos de trapío que parecían de plaza de segunda. El segundo era una rata cabreada que resultó un quinario para Castella. No importa, el francés ya es triunfador absoluto de la fiesta, con permiso de  Manuel Jesús el Cid a solas con seis victorinos dentro de unas horas. Los adolfos tenían mal genio endiablado  y los toreros no están hechos a esas desventuras. Los mansos de genio y cuello rápido, aunque sean chicos como los adolfos, no son frecuentes en los ruedos de  España en tiempos, y más propiamente, nominado las Españas.

En estas circunstancias el toreo de verdad, esa lidia exacta, litúrgica y ceremonial con fulguraciones de aroma y perfume de eternidad, lo hizo Diego Urdiales. Gustan más los guerrilleros que los sumos sacerdotes. La semana torista sigue a la deriva; San Victorino ¡ora pro nobis! 

miércoles, 3 de junio de 2015

BENEFICENCIA. PETARDO DE VICTORIANO Y LAS FIGURAS.


 Beneficencia; ¿a beneficio de qué y de quién.
Nota previa para Antonio Garrigues Walker: te pillé. Te vi en un  tendido de las Ventas, como un dia descubrí a Paco Umbral, otro antitaurino que, desde entonces, me pedía que lo acompañara a la Corrida de la Prensa para hacer pasarela. Se dio cuenta que en una plaza de toros Javier Villán era más importante que Paco Umbral, que los aficionados me pedían autógrafos sobre mis críticas; y decidió  que hacer pasarela no le servía   de nada. Y se acabaron las corridas. A partir de hoy, espero discutir de toros con Garrigues Walker, jurista, poeta y autor dramático,  con la misma civilizada pasión con que hablamos de marxismo, liberalismo y teatro. De momento, le recomiendo a Garrigues el libro de Tierno Galván Los toros acontecimiento nacional, que Paco Umbral se sabía de memoria.

Carmen, la cigarrera de Távora.
Ayer, aburrido de la semana torista me fui al teatro Compac Gran Vía a ver Carmen, de Salvador Távora, que fue torero y cambió la Puerta del Príncipe por la gloria de La Cuadra, nombre sagrado del teatro español de la segunda mitad del siglo XX.  Carmen, la cigarrera subversiva. Acabará San Isidro y podrán ustedes ver este espectáculo magno: cornetas, tambores, cante grande y baile grande. O manden a la mierda estos simulacros de corrida y vayan a ver la gran verdad de Carmen, la cigarrera. La sensibilidad del palco de Canal Plus tiene una estrella en María Távora. Y en el Mistela, otra  estrella del baile.
 La gran Semana Torista de la Feria de San Isidro esta siendo un fracaso. Y la corrida de Victoriano del Rey, Beneficencia, en la que las figuras ponen sus complacencias fracasó también. Muy seria y muy pastueña y muy mansa y muy grande y destartalada, no arregló nada; un buen toro, primero, fue un espejismo.  Corrida de Beneficencia   ¿a beneficio de quién o de qué?

Cadáveres políticos en el palco Real
En el palco real la Infanta Helena, la infanta buena y torera, acompañada de dos cadáveres políticos; el ministro de Cultura señor Wert y el presidente en funciones de la Cam, don Ignacio González y, además de cadáver, bajo sospecha de chanchullos  inmobiliarios. Alteza cuide las compañías; algunas marcan.
A la espera de las corridas que faltan, Victorino y Adolfo salvadnos de la desesperación; breve resumen: los de Iban, nada; los Pablo Romeros quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras; los Cuadri, como los toros de Guisando en grande y en pedernal parado. Ignoro si  Fernando Cuadri, un caballero, un ganadero cabal sigue criando jilgueros y canarios, su afición segunda tras el toro de lidia. Si la ganadería sigue con esta deriva, mejor le valdría volver a los jilgueros.

 Pero escrito está; cuando veas los toros de Cuadri mansos y descastado sin un pase, es  que se acerca el final de los tiempos. Vi la corrida por Plus avanzada la noche.   Siempre tengo la esperanza de ver en el palco de comentaristas  el fervor que Caballero y Muñoz me suscitaron como toreros. Es otra cosa. Ni pueden ni deben ser críticos. Si yo escribo hoy que el mano a mano entre Perera y el Juli no ha dilucidado el cetro porque, a lo peor, no hay cetro que dilucidar, los aficionados me sacan a hombros. Lo dicen ellos, Muñoz y Caballero,  y les cortan los güevos.  

lunes, 1 de junio de 2015

SAN ISIDRO. PABLO ROMERO-P. DE RESINA, AL MATADERO

Los Pablo Romeros al matadero
La semana torista empezó con seis bueyes del Partido de Resina; bueyes sin paliativos. Y si, como escribió el poeta, nunca medraron los bueyes en los páramos de España, mucho menos en las Ventas del Espíritu Santo. La negación del toro de lidia: absoluta mansedumbre sin raza y sin casta. Loor a Sebastián Ritter que, pese a todo, esbozó un toreo firme y  rítmico y ligado en su primero.  Convencido de que tenía la oreja en la mano, citó a recibir y sobrevino el desastre: una degollina de bajonazos infames. Poco fue pero salvó el honor; Eduardo Gallo y Rafael Cerro ni eso. Rectifico; cualquiera que se viste de luces tiene el honor y el valor acreditado como los militares. Partido de Resina, de seguir así, debe ir al matadero.
Pablo Romero fue una referencia  inexcusable del mejor toro de lidia. Grandes gestas se consumaron con ellos y no había matador que se preciase de figura que no midiera su gloria con tan legendaria ganadería. Se pudrió la casta, se hundió la raza y Pablo Romero devino en escombros. Jaime de Pablo Romero, el heredero, trató de salvar los muebles. Pero allí ya no quedaban muebles, sino astillas. Solo quedaban las marismas y la arrogante estampa de unos animales vacíos por dentro. Vacíos estaban los toros de ayer y de la vieja estampa les queda el hocico chato y un alma de buey en armazón de toro. Jaime de Pablo Romero empleó los últimos años de su vida en  salvar la ganadería y en salvar la vida de Paco Apaolaza herido de muerte por el cáncer.
 A Apaolaza lo llevaba a las procesiones de Semana Santa, lo vestía de nazareno y rezaba a Jesús del Gran Poder y a todas las vírgenes y santos. Jaime de Pablo Romero no consiguió ni una cosa ni la otra: vendió la ganadería y Paco Apaolaza murió sin remisión. En Sevilla, eso sí casi en la terraza de la Maestranza a las pocas horas de que trasegáramos juntos la última media botella de manzanilla. Sevilla ha sido cruel con los mejores críticos taurinos. También en la feria de abril murió en Madrid Joaquín Vidal, poniéndole negro luto a la Giralda. Estos días, organizando para la Fundación Jorge Guillén el millar y medio de cartas manuscritas que conservo,   me encontré con un poema de Luis Domínguez Barco, riojano en el que habita el alma de Diego Urdiales. Mil quinientas cartas. ¡Dios, cuánta gente ha pasado por mi vida! En homenaje a Joaquín Vidal, y por derivación en recuerdo de Paco Apaolaza, reproduzco parte del poema de Luis Domínguez. “Belmonte de El Mundo: /Joselito el Gallo, de El País,/ te ha dejado en los ruedos/ solitario./ Se ha roto el mano a mano/que tantas tardes de gloria/ nos dejó”.