martes, 12 de julio de 2016

ELEGIA POR VICTOR BARRIO. Y LOS SALVAJES A LA CÁRCEL


Las salvajadas que han vertido los antitaurinos estos días, a propósito de la muerte de Victor Barrio, solo merecen un respuesta: los tribunales, la via penal. Dejémonos de bobadas y sentimentalismos: el juez. No atacan a los aficionados; son los antitaurinos los que salen heridos de muerte con esa vomitona de bilis envenenada.   Si ese es el pensamiento antitaurino, y no las razones que pueden suscitar legítimos argumentos, ¿quién osará declararse antitaurino a partir de ahora ?.
Pero estos son también sentimentalismos vácuos. A la cárcel con ellos por delitos de "lesa humanidad", por atentado al honor, por insultos . Gonzalo Santonja acaba de decirme que sería un juicio largo y que eso requiere dinero pues ningún abogado, por taurino que sea, va a trabajar por amor al arte. 
 Propone el director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua una acción popular, una emisión de bonos, el máximo de 10 euros, para recaudar el dinero necesario. Me sumo a la iniciativa, pero alguien  habrá de hacerse cargo de la burocracia. Frente a una agresión tan cafre, la respuesta de la ley. La cuestión queda planteada. Felicito la cáustica y urgente respuesta del Juli ante las burradas del  maestroescuela Belenguer. "lo lamento por esos niños y los padres de esos niños. ¿en qué manos están?."  Que no se amparen en la libertad de expresión, derecho natural del ser humano; esta se estableció para  más nobles ideales. Hasell o como se llame el rapero, una tal Laura Garcíar o el Belenguer y su cuadrilla, deben terminar en la cárcel. Ese es el camino. Para la Guardia Civil descubrir  la auténtica personalidad de esos presuntos fakes es pan comido.







Soneto fúnebre

Directa al corazón la puñalada,

El filo del  pitón, el asta fiera,

La espuma de la sangre en la rivera

De la vida mortal, envenenada.

Victor Barrio es historia congelada;

Es estatua de nieve en la frontera

De un lance en que no pudo su cadera

Profetizar la sombra de la espada.

 

Espada fue el pitón y la embestida;

Veneno fue el aliento y el acaso

del ebrio toro airado e inocente.

En Teruel fue la vida detenida.

Y, antes que al zénit, sucumbió  al ocaso

Un torero en sazón, parco y valiente.

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